martes, 14 de agosto de 2012

...érase una vez guanajuato*

...la primera vez que visité el bajío fue cuando tenía yo año y medio. Regresé a los 18 con toda mi familia al FIC: estaba encantada! la Universidad con sus escalinatas, las casitas de colores todas amontonadas, pfff el clima! Les dije a mis papás: un día me voy a venir a vivir aquí*

...y justo hoy cumplo 5 años desde que dejé a mi tierra norestense triste y abandonada.
 El Monterrey que conocía ya no existe. No solo por la evolución (o involución?) que ha tenido, sino por una infinidad de sentidos más que hasta cierto punto es normal. Llegué a una tierra desconocida. El bonito guanajuato colorido, era una tierra de alacranes, (porque si en mty hay cucarachas voladoras, aquí, agárrense!) con un clima seco y árido, (o con lluvias torrenciales tres meses al año) de personas que no te regresaban el "buenos días" o de gente que se paraba derrepente a media calle para platicar con el vecino, de unas escalinatas que más bien son una escenografía para las fotografías de generación, y de una, dos, tres calles llenas de turistas que no te dejan caminar, los museos de arte contemporáneo no existían, ni tampoco los semáforos... Si quieres desmitificar un lugar, vete a vivir ahí.

Odié Guanajuato. 

Empecé a tener alergias al por mayor, mi bonito cabello chino lleno de caireles desapareció, y empecé a tener un apetito voraz por carne que aquí no había! (a las milanesas les dicen "bisteces", con eso les digo todo)...los veranos son de 14-16 grados y uno tiene que salir tapado por que hace un frío invernal en pleno agosto. Las personas cuando saben que eres de Monterrey creen que tienes muchísimo dinero o que eres texano...(y qué decir de los chilangos de aquí que te dicen: aaah, eres de provincia!)
Bueno, dije yo, solo estudio mi maestría y me regreso, después de todo siempre quise ser foránea...

Pero jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Las cosas no siempre son como uno las planea y llevo aquí ya un lustro, sss suena cañón...y qué creen? Yo tampoco digo ya buenos días! jajaja, no es cierto. Más bien he aprendido a querer al pueblo. He aprendido que aquí si dices algo en Embajadoras a las 8am a la 1pm ya saben la información (toda modificada) en el Jardin Cantador. (escala Monterrey macroplaza, cabecera sur-cabecera norte)...así que nomás hay que ser un poco más reservados...los cuevanenses son, mmm cuevanenses, jajaja, cada vez los entiendo más y me ofendo menos si no saludan o te ven raro. Un buen día volví a ver a Guanajuato hermoso, como cuando venía aquí de vacaciones y lo empecé a disfrutar enormemente.

Seguido me siguen preguntando si me quedaré a radicar aquí. No lo sé. La verdad, no lo creo. Monterrey es y será siendo por toda la vida mi ciudad, con olor a carne asada, con 45º, húmeda, llena de montañas, de regios y con un tráfico de la chingada, pero es mi ciudad.
Hoy a la distancia, he reforzado mi ser norestense, he descubierto día a día formas norteñas de ser que me han ayudado a abrirme paso en Guanajuato. 

Guanajuato me ha dado más satisfacciones que decepciones. Si no, obviamente no seguiría aquí... un buen ejemplo se dió hoy en la mañana que estaba en clase con mis alumnos, pensaba que, curiosamente ellos a poco tiempo de conocerlos, son de las cosas más bonitas que me ha pasado en este Real de Minas...la propia universidad me abrió sus puertas a la primera vez que las toqué. Guanajuato me adoptó y le doy gracias, pero también le digo, que algún día, algún día he de regresar a mi tierra...llevándome también al chilango que este pueblo me obsequió.


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