lunes, 30 de diciembre de 2013

2013: qué bueno que ya te vas*

A ver, antes que nada, no es que le esté reprochando nada al pobre del 2013...¿él qué culpa tiene? (Dirían por ahí...) Pero vaya que fue un año pesado.

Dos operaciones, una en enero y otra en julio, mi mejor amigo que se me va, y diagnostican a fin de año con mal de pecho a mi papá. Neta 2013 que qué bueno que ya te vas.

No puedo negar que por otro lado hubieron gratas experiencias: sueños hechos realidad, días con hermosos colores y experiencias que me hicieron casi llorar de emoción.

No me mal interpreten, si quiero que ya se vaya el dos mil trece, es porque muero de las ganas de saber que me deparará el 2014. Para empezar, el No. 14 es de mis favoritos, así que hablando numerológicamente, estaré predispuesta a que todo vaya mucho mejor.
¿Seré mamá? ¿Conoceré por fin Europa? ¿Regresaré a Monterrey? ...son tan sólo algunas de las interrogantes que tengo para el futuro inmediato.

Por lo pronto espero seguir, disfrutando cada una de las experiencias y aprendiendo de todas ellas.
Lo único que deseo después de todo, es poder seguir teniendo a los que quiero cerca, para poder abrazarlos y no perder nunca la oportunidad de decirles cuánto los amo.

Ójala sea un divertidísimo 2014!

*A mi querido amigo Felipe: justo cuando te fuiste empecé a trabajar en Monterrey, tenías razón, no hay día que no te extrañe y que no piense en ti. Pero ya nos veremos luego colega, por lo pronto, creo que seguiré por aquí.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Pertenecer y no*

Han de saber que justo en el momento que escribo este post mis pobres dedos están más que congelados gracias a los 9° que hay en Monterrey. Porque sí, esta entrada de mi olvidado blog se escribe desde tierras norestenses.
Y hoy, algo pasó que me movió a venir hasta acá para redactar...

Hace más de 6 años que como bien saben vivo en Guanajuato Capital, pero nunca he cortado el cordón umbilical que me une a la Sultana del Norte. Allá en el centro del país apenas me ven y bien saben que no soy de ahí, y ahora que estoy en Monterrey tampoco me creen de aquí.

¿Qué pasó?

Hubo un momento, (no me pregunten cuando) que dejé de pertenecer.
Dejé de ser de allá y dejé de ser de acá y ahora sólo soy. Sé que suena más bien a un juego de palabras pero no, resulta que ya no pertenezco al norte, pero tampoco pertenezco al centro del país, y si es así, ¿a dónde pertenezco? Pues pertenezco a todos lados: desde Palenque hasta Lampazos, y desde Parras hasta Tulum.

Se sabe bien que uno siempre busca pertenecer, pero, ¿y cuando ya no pertences? Pues bueno, para terminar este pequeño post les cuento que no pertenecer no es tan malo, es más bien harto interesante el saberte de todos lados. (Eso o como dicen acá en el norte, sólo intento hacerme un cocowash)

Porque eso de moverte del norte al centro y del centro al sur te crea a la vez una pertenencia mayor que el simple hecho de creer pertenecer a un sitio por nacer de ahí*

domingo, 7 de julio de 2013

Noticias de Imperio (o el libro que tardé 5 años en leer)

Hace 5 años fue que tomé por vez primera el libro de Fernando del Paso.
Desde el momento en que empecé a leerlo me atrapó con uno de los monólogos de la Emperatriz en el castillo de Bouchout donde se presenta: “Yo soy María Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Yo soy María Carlota Amelia, prima de la Reina Victoria de Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de las provincias del Lombardovéneto acogidas por la piedad y la clemencia austriacas bajo las alas del águila bicéfala de la Casa de Habsburgo."

La triste tragedia del segundo imperio mexicano hecho novela me tuvo en vilo cinco años, y es que, curiosamente no lo quería acabar de leer. Tenía una terrible relación amor/odio con la novela histórica. Pobre Carlota, y pobre Maximiliano, al que si bien le fue mejor con el fusilamiento en el cerro de las campanas, a la pobre Charlotte le tocaron 60 años de locura y delirio con su imperio mexicano. Vió y a la vez no, caer uno por uno a todos sus conocidos, asesinados, muertos por enfermedad o traición, en donde ella al final quedó como un fósil viviente de una época pasada, donde nadie le lloró a la mujer más rica del planeta. Pobre mamá Carlota, pobre Carlota que al final terminó loca. 

La narración de Noticias del Imperio es impecable, los datos históricos también.
Algún día tenía que terminarla de leer, para poder incluso conocer al castillo de Chapultepec, al que como veta personal delimité hasta acabar con la novela. 

Han de saber que me pasaba con el libro algo similar que a las señoras que venden fruta en la calle y no las quieren vender a una sola persona porque si no, ¿qué más van a vender? Y no es que no tuviera yo más que leer, y no es que no haya leído en estos 5 años otros libros, sino que, no quería acabar de leer los monólogos de Carlota y sus delirios por México y Maximiliano. 

Claro que, terminé llorando, con todo y que al final sabía, que los dos se morían.